domingo, 3 de octubre de 2010
Un burro en la cola
Domingo de elecciones municipales en Perú. Google maps apenas da con el distrito donde vivo, pero aquí también hay votaciones y la cola de la que formo parte demora tanto en avanzar que me da tiempo de hacer esta entrada.
En Pimentel hay solo tres centros de votación así que es muy frecuente encontrarnos con conocidos entrando o saliendo del local. No es que haya poco elector, hay bastante gente, todo apiñada. Detrás mío, a unas 15 personas de distancia, está una señora impaciente; reniega de la lentitud del proceso y menosprecia la importancia de votar. Por mí que pase nomás la gordita y que vote primero para que nos deje tranquilos.
Otro tema es el de los personeros. Nomás de arranque me llama la atención el término: Personero. ¿Dé dónde habrá salido? ¿Quién les prepara el desayuno?, ¿qué afán altruista les mueve para estar sentaditos por 8 horas vigilando las votaciones? Es realmente curioso el proceso electoral. Pero tiene su encanto. Yo, mientras desayunaba pancito con mantequilla y jugo (desayuno easy to fix dominguero) veía el desayuno de los Villarán. Qué rico...!
En unas horas, cuando su pan con chancho y sus tamales y mi pan con mantequilla sean historia, escucharemos el flash electoral y comentaremos y escucharemos a la gente comentar. En mi pueblo, seguro se escuchará la música del candidato ganador y chau ley seca (aunque algunos ni hola le han dicho).
Faltan pocos en la cola para mi turno, la señora gordita sigue hablando, más y más gente llega a ver si están en lista y yo ya tengo mis candidatos en mente.
El padre Lucio, un sacerdote agustino que dijo misa ayer, nos pidió rezar porque se elijan a los mejores candidatos y que encomendemos a sus ángeles de la guarda. Tienen ángel de la guarda, aunque algunos parezcan no tenerlo.
Dios nos coja confesados con las nuevas autoridades y los que los rodean.
Ven DNI, nos toca.