Murió el pobre Michael, murió también Farrah, se nos fue Alicia Delgado, mataron a Marco Antonio, se está muriendo el gordo Micky Rospigliosi... Murió Enrique Congrains, el escritor peruano.
Para todos, el mismo lamento y respeto de mi parte, pero de cada suceso tengo una idea que apuntar.
Michael, el pobre, ya hace rato estaba oliendo a formol. Su vida parecía - por decir lo menos - anormal. Su funeral, más allá de permitir que sus seres queridos expresaran su dolor y sus amigos, la admiración, pareció un show desubicado: tickets a la venta, concierto al pie del cajón, bandas muñequeras, reventa de boletos, etcétera. Mejor, los
homenajes en vida y sin endiosar a las personas.
Farrah, lo mejor que hizo fue luchar por su enfermedad. Eso vale.
Alicia Delgado. Pongamos las cosas en su sitio, este crimen es una desgracia y era una noticia que vendía, pero la historia truculenta en torno a él ha dejado de lado, casi legitimando, las relaciones lésbicas entre ella, Abencia y la hermana de Alicia. Todo muy sucio, nada que rescatar.
Marco Antonio era un hombre emprendedor. No nos constan los rumores de malos negocios por eso no hablaremos de ello. Rescato su espíritu chambeador.
Micky es un escaso ejemplo en la prensa de alguien que toma su enfermedad con hidalguía, sin ocultar su desazón pero una visión positiva y realista. Gran ejemplo en los últimos momentos del gordo que corrige sus debilidades de años atrás en relación a sus hábitos.
Nunca leí ni leeré "No una sino muchas muertes", apenas si vi una parte de la peli que hicieron en base a la novela donde actuó Elenita Romero y que se llamaba "Maruja en el infierno". Pero hay que reconocer su calidad de narrador y dramaturgo. Suyas son "Lima hora cero" y el inolvidable cuento "El niño de junto al cielo", que muchos leímos empezando la secundaria.
Congrains murió el 6 de julio, el día del maestro y su muerte no tuvo cobertura de la prensa. Una injusticia más en nuestra prensa que no educa y que vende puro escandalucho, salvo contadas excepciones.