La cuestión es muy fácil de explicar y entender si tenemos en cuenta un solo principio: La vida de las personas no tiene precio, tiene un valor infinito, y el concebido es una persona. Ya está.
Una mujer que es ultrajada, que no deseó ni buscó quedar embarazada merece ayuda. La mejor ayuda es una terapia psicológica o psiquiátrica. La mujer puede decir: yo no quiero tener a ese bebe, me recuerda y recordará ese episodio terrible. Lo que no entiende es que el aborto sumará a esa desgracia el componente del arrepentimiento, de la culpa. Pasa de ser una víctima (de la violación) a ser victimaria (de su propio hijo). En resumen: doble trauma.
En el peor de los casos, cabe la opción de cederlo en adopción.
¿No estás convencido? ¿Y quién dijo que es un tema sencillo? No pues, burrito, no es un tema fácil. Pero justamente es en estos casos en los que se pone a prueba el corazón de las personas. Nadie quiere sufrir un hecho tan denigrante pero el ser humano es capaz de sacar cosas hermosas de las más inmundas realidades.
Ya está, salió un comentario chiquito. Y no importa que sea chico pero que se estire; no importa que se ñato, pero que respire...