martes, 16 de noviembre de 2010
Si Mariana supiera...
Sabes muy bien que este burrito es un defensor de la vida humana desde que es vida humana o sea desde la concepción. Te imaginarás también que no puedo dejar de comentar una noticia como la ocurrida en Lima con el matrimonio Rodríguez Gonzáles y la clínica Concebir.
Te resumo la noticia: Ana María y Walter van a la clínica en mención porque quieren ser padres y, como no pueden de modo natural, van a hacerlo in vitro. Semen de Walter y ovulos de Ana María, juntos artificialmente, generan nuevos embriones (en plural), varias nuevas vidas que irán al congelador, al desagüe o al retrete, excepto dos, las que sobreviven al implante en el útero de Ana María y nacen. Una está sana; la otra trae cardiopatía congénita, hipertensión pulmonar, complicaciones en hígado y riñón, y desnutrición severa, cuadros que son muy frecuentes en una niña como ella: tiene síndrome de Down y los padres demandan a la clínica por el producto defectuoso que les han entgregado. Ana María dice que no les practicaron un diagnóstico genético preimplantacional y la clínica asegura que ellos no quisieron hacérselo. Allí está el impasse y la razón de una demanda de un milón de soles.
Mariana ya nació. Nació así porque los genes son los genes y sus padres tienen lo que buscaban: un hijo. Se ofenden con razón los padres de niños down al escuchar a estos reniegan del bebe que tienen y lo consideran dañado. Ese es el problema central. LOS HIJOS NO SON UN PRODUCTO que se puede devolver, seleccionar o desechar, ni calificar. Y tanta alegría nos da un niño normal que otro con alguna discapacidad; incluso yo diría que estos últimos nos dan más felicidad, pues nos exigen más y nos hacen mejores personas.
¿Qué diría Mariana si supiera de todo esto? ¿Qué le diría a sus padres si entendiera lo que piensan de ella? ¿Descubrirán Ana María y Walter la belleza de una vida como la de su hija y, a mirarle a los ojos sentirán el peso del arrepentimiento por estar diciendo lo que dicen? ¿Aprenderán que no se debe interferir en el designio divino, ni manipular - aunque se pueda - aquello que corresponde a la naturaleza?
Tú y yo aprendamos de los errores ajenos. Respeta la vida y no la fuerces. No hay derecho a ser padres a toda costa. Lo que hay son bendiciones de Dios: nuestros hijos.