domingo, 7 de noviembre de 2010
Curiquitaca-ti!
A ver (como suele decir mi negra), dónde nos situamos, ¿Trujillo o Barcelona? Si es Trujillo hay que hablar de un sacerdote que cayó en la tentación de la carne y fue sorprendido in fraganti. Tremendo escándalo, compadre... Y como la corrupción de lo malo es pésimo, el escándalo ha llenado nuestros diarios y los programas de televisión. Hoy por la mañana, cuatro canales a la vez pasaban el reportaje de su infidelidad a sus votos. Mal pues, pero al menos sirve para decir a todos los que piensan que los curitas están libres de la tentación que eso no es así. Los sacerdotes deben llevar sotana, nada de curitas con ropa de calle, que al menos el hábito ayuda a marcar la distancia. Los sacerdotes deben cuidar muchísimo su trato con mujeres, por menos atractivas que estas puedan ser. El diablo mete la cola y zas!, cae facilito. Es que el ser sacerdote no te quita las tentaciones, los deseos, los gustos. Si hay un sacerdote que lea este blog (ya sería para mí un honor) cuide este importante detalle y evite lo que este curita trujillano ha cometido para pena de la Iglesia y para disfrute de los que critican con tanta facilidad desde su ateísmo práctico.
Y si me voy a Barcelona, me encuentro con el Papa Benedicto consagrando la Sagrada Familia, obra de Gaudí que es la muererete.
Detrás suyo, un grupo de homosexuales injuriándole por opinar distinto a ellos respecto a la pretendida aprobación moral de la unión homosexual como matrimonio. Sin entrar en la cuestión, de la que ya he hablado y ahorita no quiero, me parece de patanes ofender a alguien porque discrepa alturada y respetuosamente con su posición. No hay punto de comparación, el Papa carga años, sabiduría y sacrificio, los agresores un cartelito ofensivo y nada más.
Nada más. Podéis ir en paz.