jueves, 7 de marzo de 2013

Grazie, Benny!

Entonces, fierita, renunció el Papa Benedicto XVI y este burro tuyo que estaba en otros menesteres no dijo nada. Este burro católico, como bien sabes, tenía que decir algo tarde o temprano. 
Cada quien que vea detrás de esta noticia lo que quiera, que vea un complot interno, presiones vatileaks, conspiraciones internacionales, estados financieros alterados, estrategias de poder y la gata flaca saltando al techo, qué más da...
Lo que yo veo con mis ojitos romanos es a un señor que toda su vida vivió y sirvió a la iglesia con una inteligencia privilegiada. Autor del actual Catecismo de la Iglesia, primer defensor de las ideas de la mal llamada "ala dura" del catolicismo. Un anciano que todos los días tiene que llevar con dignidad no solo las vestiduras que sofocan sino la critica mundial y los problemas de una crisis moral de grandes proporciones.
Es una pena que hayan, porque los hay, sacerdotes u obispos que no pueden con las tendencias sexuales, rectas y desviadas que manchan a la Iglesia y que el Papa debe sancionar con una prudencia que los detractores critican sin saber.
Cuando JP II llegó a sus últimos días y no podía hablar - balbuceaba - y regaba saliva al intentarlo, cuando temblaba y ya no caminaba ni podía siquiera dar la bendición; cuando eso ocurrió, estos mismos compadres detractores decían: "¡Qué barbaridad! ¡Ni siquiera puede hablar, apenas respira, cómo va a gobernar la Iglesia! De seguro es que lo manejan a su antojo, ni se enterará de lo que los demás hacen por él. ¡Debería renunciar! El Papa debería renunciar si ya no puede en vez de estar dando pena..." Pero JP eligió seguir hasta morir, gran muestra de fidelidad.
Y ahora que B XVI dice: "Ya no jalo" ahora dicen: "¡Qué cosas habrán!, ¿cómo va a renunciar el Papa si debe seguir hasta el final? ¡Claro, renuncia para seguir manejándolo todo por lo bajo!"

Entonces, fierita, no se puede con esta gente. Me salteo los memes burlones e ingeniosos porque son parte del paquete y yo, por lo menos, debo admirar a Joseph Ratzinger que tuvo la humildad y el amor de renunciar y dar paso a un nuevo Papa que esperemos sea tan bueno como sus antecesores.