Niños del mundo, si España cae, digo es un decir, decía un peruano enamorado de ese país hace casi 80 años. César Vallejo era su nombre. Cesitar, era un peruano del Perú profundo, de un pueblito que se llama Santiago de Chuco. Su gran mérito, ser el mejor escritor peruano de todos los tiempos, lejos. Su defecto, ese socialismo a ultranza que le hacía ahondar su tristeza con la cual vivió y murió.
Si César viviera, se vuelve a morir este 5 de julio viendo cómo el gobierno español hace entrar en vigencia una ley por la que es legalmente viable que una mujer mate a su hijo a más de la mitad del embarazo, aduciendo que no viene sano, que, por ejemplo tenga un síndrome de Down o alguna malformación. Esa ley de la que hablamos también permite que una adolescente de 16 años, que todavía no tiene todo claro en la vida elija matar a su bebé sin consultar a sus padres en la presunción de que ellos le podrían castigar y por eso generándole una presión psicológica.
Esa misma ley hará que los chicos escolares no tengan más remedio que recibir, estudiar y aprobar una materia en la que se dice entre otras cosas que abortar no es matar o que la familia o el matrimonio no son lo que realmente son.
¿Qué van a hacer los padres de familia conscientes, qué van a hacer los maestros que verdaderamente educan, qué harán los médicos que defienden la vida? ¡Qué difícil y qué oscuro el futuro que les espera a los españoles! ¡Qué dura la tarea y cuánto daño nos hará al mundo ese desastrozo ejemplo!
Desde ya rezamos por esos no nacidos que están en peligro de morir en las manos de sus propias madres. Y por que esa ley sea rechazada en la práctica por todos quienes estamos a favor de la vida y la verdad.
Se moriría de nuevo Vallejo, seguro, porque a pesar de sus fallos ideológicos, era un hombre de bien, con corazón. Y volvería a escribir con su dedo grande en el aire: Si España cae -digo, es un decir- salid, niños del mundo; id a buscarla!...