...con la mirada tan tierna, con el hocico partido, con el rabo entre las piernas...
Medio así, medio ilusionado, vuelvo a las andadas, dejando entrever que el verano no ha sido para nada un aliado para este pollino. Que en los meses estivales el burro descansa en la arena cochinita de su playa y se dedica a otros afanes que la vida le ha recostado (como se dice en la replana norteña). Se ve que el burro escribe en la temporada escolar, entre otoño y primavera, justo cuando el tiempo escasea; o quizás se trata de que el asno tiene complejo de programa de televisión y descansa para la nueva temporada... qué sé sho, querido!
Así que aquí me tienen, de regreso para compartir mis reflexiones personales, forma de expresión que prefiero a las entradas del facebook o del twitter. La temporada anterior me alocaba por saber cuántos visitantes tenía, cuánta gente me leía... son cosas mías, como decía Miguel Abuelo aunque yo en versión varonil. Esta vez no me preocupa cuántos me leen sino cuánto escribiré.
Me propongo una entrada a la semana, al menos. Siempre sobre los mismos temas, sin afán de pelearme con nadie. Y seguro chocaré con muchas personas, incluso amigos (ya perdí un par de antiguos amigos) pero prefiero la sinceridad que aunque tiene mala prensa, es una buena compañera.
Dicho esto, agárrense que el burro está de vuelta, pacatán, pacatán!