¿Qué recoge la prensa peruana?, ¿quién hace noticia?, ¿qué vende más?, ¿qué concita la atención de los espectadores o lectores? ¿El despido de Beto Ortiz, la renuncia de Miyashiro, la pataleta de Bayly, la infidelidad del cholito Prado?
Nuestros ojos se deslizan hacia aquellas noticias que la prensa nos resalta. Hay que afinar la vista y descubrir que entre tanta noticia absurda o despreciable también hay notas que valen la pena y que conviene resaltar.
César Soto es un hombre normalito, que trabaja como Jefe de cabina
de Taca y que hace lo que debe hacer todo peruano que toma un micrófono y se dirige a las personas para hablar del Perú. Su "hazaña" consiste en decir cosas simpáticas que lee en los libros, animar a las personas viéndole el lado bueno de su país, que por supuesto tiene.
Sebastián Schereiber Loret de Mola acababa de partir en el Campeonato mundial de Windsurf cuando vio a su competidor español caer inconsciente al agua luego de golpear contra su mástil. Una fracción minúscula de tiempo le bastó para tomar la decisión correcta aunque eso le significara perder: se lanzó y rescató al herido. El comité olímpico peruano le ha condecorado pero la prensa no. Apenas unas notas, mucho menos que en el caso de César Soto.
Qué orgullo de peruanos, qué orgullo de personas, qué heroísmo haciendo simplemente lo que corresponde hacer; nada raro, nada bullicioso. Y sin embargo la prensa no lo ha subrayado. Una pena.
Pero hay un premio y castigo para cada uno de nosotros, lectores y periodistas, hay un premio para el que lee y otro para el que escribe. Al menos eso dice la máxima: Eres lo que consumes, eres lo que vendes.