En menos de una semana, Uruguay recibió su segunda paliza. Primero, los bolivianos se sacaron el clavo y le propinaron una goleada en La Paz, marcador 4 a 1 y eso que el metrosexual chanel número 5 de Marcelo "soy un papi" Martins no mojó. Sencillamente, Bolivia se paseó con Uruguay.
Y ayer, 17, el congreso uruguayo se hizo un autogolazo despenalizando el aborto.
Yo que soy un burro, insisto tercamente sobre el tema. El aborto es un crimen. Pero cómo no va a ser, si se trata de matar a un ser distinto a uno, distinto a la madre, indefenso, que busca protegerse en el vientre que lo acoge.
Leo que el congresista Gallo dicen que el legalizar este asesinato es necesario porque, como no se ha podido evitar que el aborto clandestino se detenga y deje de matar mujeres, entonces que se practique legalmente, con las medidas sanitarias adecuadas, para que la madre no muera. Que muera el hijo, nomás... ¡qué barbaridad!
En favor de este crimen hay varios argumentos, y creo que conviene abordar uno a uno en sucesivos comentarios. Lo haré.
Pero no puedo dejarlos sin comentar dos cosas:
¿Quién es el presidente de Uruguay? ¿Por qué este viejito comilón ya había propuesto antes a Lugo legalizar el crimen? Te lo dejo de tarea, pero es un buen ejemplo de que por los frutos nos conocerán.
La segunda: no todo lo que es legal es correcto. Cuando justicia y ley se oponen, prefiramos la justicia.
Y agárrense, que el Burro entrará en el tema a fondo...
