jueves, 24 de septiembre de 2009

Poniendo la tele en su sitio


A mí me gusta la tele. Si ver tele fuese un trabajo, yo me dedicaría a eso y haría un máster para perfeccionarme en el tema. Así que lo que diré ahora sobre ella no intenta desprestigiarla sino poner las cosas en su sitio.

1. La tele entretiene casi siempre y educa casi nunca. Nomás hace falta verificar el contenido de canales y programas y reconocer por sus frutos la finalidad que persiguen. Salvo honrosas y poco vistas excepciones, los programas buscar dar lo que le gusta a la gente, sin importar casi que aquello que le guste sea bueno o conveniente. De lo que se trata es de entretener y hay gente que lo sabe hacer muy bien aunque de paso se barra toda la educación que los padres conscientes quieren dar a sus hijos.

2. La tele crea adicción. Dicen que 24, Dr. House, Prision Break y otras series son altamente adictivas. Yo diría que están tan bien hechas que provoca verlas siempre y por mucho tiempo. Ni se diga de los amantes del fútbol, bueno o malo (como yo) que se pueden "soplar" una maratón de julbol, si la familia lo permitiera - que no me lo permite, felizmente - y se verían hasta el partido de la Peña Sporting con el Hijos de Acosvinchos peleando por la baja a tercera división. Y así también, los chicos pueden llegar a tener los ojos irritados pero, si por ellos fuera, seguirían viendo a Bob Esponja cocinando sus cangreburguers.

3. La tele cada vez está más pornográfica. Si tienes hijos te darás cuenta más claramente que hay que estar cambiando de canal con frecuencia porque aparece tal o cual contenido ofensivo incluso para un adulto y mucho más para un niño. Un paseíto por MTV y, sin ir muy lejos, a la televisión abierta, te deja casi sin elección.

4. No es compatible con el trabajo intelectual. Si pretendes trabajar viendo tele, te estás engañando. Lo mismo pasa con tus hijos, con el agravante de que ellos tienen una voluntad menos firme y caen fácilmente en dejar de estudiar o hacer las tareas por ver un poco más de tele. Por lo tanto, si combinamos esta idea con la idea del punto 3, concluiremos en que sacar la tele de los cuartos de los hijos es una obligación urgente. Peor aun si los chicos son púberes o adolescentes.

5. Dar el ejemplo. Sé que nos cuesta muchísimo sacar la tele del cuarto. Parece como si nos extirparan un ojo o los dos, pero no se puede pedir a los hijos lo que nosotros no cumplimos. Pero el premio es grande. Dormimos cuando lo decidimos, no cuando nos vence el cansancio adormecidos por un programa; podemos hablar más con el esposo o esposa; creamos un ambiente para ver tele y así los chicos aprenden que la tele no es una extensión de su cuerpo y la verán cuando corresponda; aprenderemos a disfrutar de la conversación y evitaremos que nuestros hijos se "eduquen" en el desorden.


Bueno, ahí están estas ideas que casi no son opinables sino basadas en la realidad.
Y como ya hice mi tarea, me voy a ver un partidito en la tele.