martes, 14 de abril de 2009

La sinrazón de Bayly (Parte 2)

Se pueden casar dos personas del mismo sexo?
Jaime dice que sí; aunque también ha dicho antes: el matrimonio no es para mí.
En relación a sus argumentos, yo me quiero referir ahora solo a dos:

1. Los homosexuales no pueden constituir un matrimonio.
El principio es claro: el matrimonio tiene dos fines, la unión de los cónyuges, en términos de ayuda mutua, y la procreación. El primer fin tiene como base un amor cuya esencia no es el sentimiento sino la decisión firme de quererse para toda la vida. Hasta ahí no parecen haber problemas; pero el segundo fin no puede ser cumplido por dos homosexuales. Se evidencia su falta de complementareidad.
Fijémonos en que todos los argumentos que se esgrimen a favor de estas uniones van por la línea de lo sentimental y de la malentendida "libertad" sin moral.
Que un estado legalice estas uniones equiparándolas al matrimonio, ni las valida en esencia ni hace que el verdadero matrimonio, origen de la familia, cambie los fines que posee.

2. La tolerancia no implica aprobar la homosexualidad.

No se debe discriminar a los homosexuales, esto es claro. No se les condena. Lo que no se aprueba es que se considere correcto la práctica homosexual y sus diversas implicancias en cuanto no corresponden a lo que la naturaleza dispone. No es intolerante quien dice que los homosexuales no pueden formar una familia y educar a un niño desde su práctica homosexual; el niño criado por una pareja homosexual reduce sus posibilidades de desarrollar normalmente sus nociones de identidad sexual, por ejemplo.
No puede llamarse intolerancia cuando no quiero que mi hijo vea aquello que en su falta de madurez puede causarle confusión.
Sé que el tema da para más. Por el momento me basta dejar claro que la libertad no existe sin responsabilidad, como tampoco existe libertad sin verdad.
Y, como decía Jaime, lo dejo ahí.